Mister Scrooge y la Navidad


Tiene un tono gris esta Navidad de 2010 en Jaén. Y no es que mire yo con tristeza daltónica esta fiesta cuyo espíritu siempre me posee como a Mister Scrooge después de recibir la visita de los tres fantasmas navideños; tiene la ciudad esa atmósfera caótica y decadente de ‘Blade Runner’ o de la Barcelona que ha retratado Alejandro González Iñárritu en ‘Biutiful’. Los 400.000 euros de bombillas no han conseguido que se disipe la niebla triste que arropa Jaén. Ni siquiera el mercado navideño con belenes y figuras o las zambombas de la calle Pescadería alejan la sensación de tristeza. Aún no he visto la calle ebria de empleados que se resisten a poner punto y final a la cena de Navidad de la empresa balando ‘Pero mira como beben los peces en el río’, ni grupos de niños en los barrios pidiendo el aguinaldo, o tirando petardos por las esquinas; ni siquiera Papa Noel se ha pasado por algún centro comercial con su engolada risa nórdica, queriendo imponer su jo, jo, jo a quienes siempre hemos sido de ji, ji, ji. Tampoco las trasnochadas propuestas de cambiar el árbol de Navidad por acebuches despiertan ya ni la sonrisa de los tristes vecinos de esta ciudad lacia y apesadumbrada. Es como si los raíles del tranvía o el granito gris de la plaza de Santa María hubieran traído brisas heladas del norte y dejado a Jaén con menos espíritu navideño que un pavo el 24 de diciembre. Realmente no lo sé. Tal vez tenga algo que ver que hay más de 10.000 parados en la ciudad (más de cuatro millones en España) que no tienen muchas ganas de comer turrón o de frotar botellas vacías. O que estén un poco tristes porque van a tener que esperar dos años más para jubilarse mientras los ex diputados sólo necesitan haber cotizado 11 años para cobrar la pensión máxima, que es de 2.466 euros al mes y 14 pagas, mientras que los funcionarios de Jaén van a perder 18 millones de euros en recortes de su paga extra de Navidad; o que el precio del aceite haga que la mayoría de los olivares sean deficitarios y haya sinvergüenzas que, encima, vendan aceite lampante como virgen extra. Tal vez tenga algo que ver todo esto. En cualquier caso, feliz Navidad para todos. Bueno, no; bueno, sí, para todos.

¿Para qué hora tiene usted?

Tengo serias dudas sobre si mis visitas al médico de cabecera me resultan entrañables o irritantes. Creo que irritantes mientras se desarrollan y entrañables cuando las recuerdo y cuento. Me resulta irritante (sepan antes que mi nivel de irritabilidad es preocupantemente sensible) una vez que llegas a la sala de espera del médico y tras el correspondiente “Buenos días” sufrir el chequeo implacable de varios pares de ojos (generalmente con más de sesenta años cada uno) antes de preguntarte, sin que aún te hayas sentado: “¿Usted para qué hora tiene?”. Aunque en un principio te haces un poco el longuis, tras la insistencia del curioso enfermo respondes al tercer intento de forma seca y rotunda (advirtiendo que esa será tu última respuesta porque no buscas conversación): “10’25”. La réplica es automática: “Uff, pues acaba de entrar el de las 10”.
Cuando sale el agraciado, un tumulto de enfermitos, ávidos de diagnósticos, de recetas, de consuelo en fin, se amotina ante la puerta del médico, aunque saben perfectamente todos ellos a quién le toca entrar porque han memorizado la hora de cada uno. También saben que el médico llamará en voz alta al siguiente paciente (magnífico adjetivo para definir al usuario del SAS), pero eso no importa; si existe una posibilidad, por pequeña que sea, de saltarse algún turno, no perderán la ocasión. No falta nunca el que se queda en la puerta, de pie, respondiendo a cada una de las envenenadas demandas: “Yo sólo voy a hacerle una pregunta”. Irritante es también, mientras que intentas leer, escuchar dos conversaciones telefónicas, que superan los decibelios que dicta el pudor, otra ‘in situ’ sobre la nueras de hoy, que no atienden ‘como Dios manda’ a sus hijos y la música que el “puberto” que está sentado a tu lado tiene puesta en sus auriculares, que te hace pensar que tal vez el niño esté allí por problemas auditivos, por no hablar del discutible gusto musical.
Luego, sin embargo, ya en la calle, piensas que es entrañable todo ese ritual, todas esas preguntas, toda esa prisa, toda esa necesidad de comunicación, sencilla, natural. Afortunadamente dura poco y gana la batalla la irritación.

Doña plaza de Santa María

Siempre pasa lo mismo en este miope Jaén. Tiene que estar el cielo de que los vecinos de esta ciudad pongan el grito allí cada dos por tres hasta sus esponjosas y plateadas nubes. Tanto, que muchas veces pienso que o no existe o como decía Gila: “Lo que aguanta el tío”. Primero, que vaya chapuza lo del tranvía, que nos vamos a tener que ir de esta ciudad, que no se va a montar ni Dios, que qué vamos a hacer con los coches...Despúes: pues parece que está chulo esto; ¡coño, que bien está quedando! Con Bernabé Soriano, su adoquinado y la semipeatonalización, otro tanto de lo mismo: que sí, que no, que ahora parece que está mejor, pues a mí me gusta, etc, etc.
Ahora toca con la plaza de Santa María, que digo, doña plaza de Santa María a partir de ahora. En un principio fue el dichoso color del granito, que parecía que era un poco oscuro y que no habría quien parara a las cinco de la tarde en verano. Que pensé yo, ¿quién hay a las cinco de la tarde en la plaza? Rebajado el tono del granito con más gritos en el cielo, llegó la polémica de los magnolios, naranjos y resto de vegetales que crecían al abrigo del la Catedral. Con el precedente del amoroso abrazo de Cristina Nestares al falso plátano de la plaza de las Batallas (perdón, Concordia), a cada magnolio le salieron cientos de novios dispuestos a declararle amor eterno, aunque finalmente quedó en una simple canita al aire.

Finalmente las palas han echo su trabajo y ¡oh, cielos!, menuda plaza tenían secuestrada los magnolios de las narices. Una señora plaza, doña plaza, excelentísima, ilustrísima y magnífica. La misma que previó un tal Andrés de Vandelvira y a la que que con el paso de los años fuimos poniendo chismes. LLegados a este punto, y con el entusiasmo que supongo que ya han percibido, pienso yo que, ya puestos, podíamos darle un bocado al Ayuntamiento, que como afectaría sólo a Intervención, Tesorería y Caja, que para que nos vamos a engañar, no tienen mucha actividad ultimamente (salvo las protestas e insultos), lo ganaríamos así para la plaza. Doña plaza de Santa María.

Entre marcas y carcamonías

A mí lo del cortometraje y lo de la comunidad esa del Lagarto me gusta. Me gusta porque es una iniciativa de Recreation Producciones, una productora afincada en Jaén formada por jóvenes profesionales del audiovisual. Me gusta porque desde que nació el proyecto Santi Rodríguez se comprometió a echar una mano y me gusta porque también está otro entendido lagarto, Juan Eslava Galán. Lo que pasa es que a lo mejor es mucho Lagarto ya. Que a mí siempre me gustó mucho la leyenda y se me ponía un pellizco en dicha sea la parte cuando alguien fuera de mi tierra me decía que de Jaén conocía lo de los cerros de Úbeda, la estación de Espeluy y aquello de que revientes como el Lagarto de la Magdalena.

Hemos conseguido que nuestro lagarto sea Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se ha arreglado el raudal de la Magdalena de donde supuestamente salió el temible reptil, tenemos un concurso de música llamado Lagarto-Rock, pisadas por toda la ciudad y dentro de poco un parque acuático denominado ‘La playa del Lagarto’. Que a mí me gusta eso del Lagarto, repito, y entiendo lo de crear una marcha. Lo que pasa es que cuando vienen amigos a conocer la ciudad, una vez que les he enseñado el raudal (desde la bonita reja exterior porque no hay manera de visitarlo), la escultura de la Magdalena y le he contado la leyenda, se quedan un poco decepcionados al no poder visitar el claustro del Palacio de Santo Domingo, cerrado los fines de semana, o al no encontrar ninguna referencia sobre la estancia de los Reyes Católicos en la ciudad; o de la entrevista que tuvieron con Cristóbal Colón en 1489 en el antiguo Palacio Episcopal, en la que Isabel la Católica se comprometió por escrito a financiar su viaje a Las Indias; o cuando, tras disfrutar de la Catedral de Jaén y del legado de Andrés de Vandelvira les digo que está enterrado en la ahora Basílica de San Ildefonso, pero que no se puede visitar, entre otros muchos detalles. Cuidado con las marcas, porque a veces despiertan unas expectativas a las que hay que dar respuesta si no queremos que la marca se convierta en una carcamonía.

¡Que vienen los piquetes!

El dueño del Kiosco de las Palomas, que ayer amaneció con clavos en las tres cerraduras de su negocio, dice que las arreglará él mismo para ahorrase más de trescientos euros. “Cuando llegué a para abrir a las seis de la mañana me encontré la papeleta”. No fue el único, la Avenida de Andalucía, la calle San Clemente, el Paseo de la Estación y la Avenida de Madrid sufrieron el sabotaje de los piquetes. No era un día cualquiera, era el 29-S, el día de la octava huelga general desde la llegada de la Monarquía Parlamentaria.
A las siete de la mañana la penumbra de la noche tardía antes del cambio de hora otoñal se rompe con la luz del dial de la radio. Huelga, noticias y servicios mínimos. El primer vistazo a la calle no presagia grandes cambios. Una hora y media después los padres que llevan a sus hijos al colegio porque no ha habido transporte escolar comprueban que los bares, los bancos, los estancos y las farmacias están abiertos en todos los barrios. El Polígono de los Olivares ni siquiera llega a persentar la inactividad dominical y su instantánea se asemeja a la de un caluroso sábado del mes de julio. Todos sus bares están abiertos.
En el centro los piquetes han vestido de domingo, con silicona y clavos , muchos comercios y bares. Antes de las diez de la mañana los afortunados que no han recibido la democrática visita de los convocantes miran de reojo si el vecino ha abierto el negocio y si hay ‘moros en la costa’. Pasa un taxi con un cartel en el que se puede leer “Servicios mínimos”.
De vuelta del colegio, donde la doble fila ha sido amable para la circulación, los conductores, y algún esperanzado ciudadano que espera en laparada desde hace más de media hora caen en la cuenta de que no hay autobuses urbanos. El único superviviente de los servicios mínimos prometidos y pactados por los sindicatos con la Administración yace abatido con las ruedas pinchadas en la calle Virgen de la Cabeza. Van a ser las diez de la mañana. Un grupo de piquetes pasa por delante del autobús y un ciudadano les increpa: “Sinvergüenzas”. “Parásito, esquirol”, le contesta un sindicalista. Los reproches se suben de todo, pero la comitiva sindical no varía su rumbo: El Corte Inglés.

Tensión
A las diez de la mañana, la mayoría de los piquetes están concentrados delante del centro comercial, con el secretario general de CC OO, José Moral, el de UGT, Manuel Salazar, y el del Sindicato Andaluz de Trabajadores, Andrés Bódalo, que poseído por el espíritu de Kropotkin culpa al capital de la crisis, en su particular ‘conquista del pan’. Durante más de media hora los piquetes bloquean las puertas y el aparcamiento del centro comercial en presencia de una veintena de agentes del Cuerpo Nacional de Policía, que aguantan las provocaciones de algunos de sindicalistas: “Si están deseando sacar las porras”. Los trabajadores también se llevan lo suyo: “Secta, que sois una secta”, gritan a un grupo de empleados que trata de entrar en el aparcamiento.
A las once sólo la presencia policial recuerda que no es cualquier miércoles. Sindicalistas y trabajadores izan las velas y trazan el rumbo al centro de la ciudad, a la plaza de los Jardinillos, para poner la guinda a la huelga del 29-S que empezó el 28-S y que fue anunciada el pasado 14 de junio. Mientras tanto, todo establecimiento o centro de trabajo a más de 500 metros de la acción sindical está abierto. Al mediodía, la manifestación, que comienza cinco minutos antes de lo previsto, ve como los comercios bajan los cierres, como cuando se apagan las luces al paso de la procesión del Silencio, sólo que el miedo a los desperfectos, sustituye a la devoción y a la tradición. Del resto de la jornada poco cabe esperar ya, aunque entre las dos y las tres de la tarde nadie sabe donde está el bullicio de los funcionarios que no secundaron la huelga al salir de sus puestos de trabajo.
Esta mañana, el dueño del kiosco de las Palomas volverá a abrir a las seis. Servirá sus desayunos y cerrará tras una dura jornada. Y mañana viernes, igual. Y también la próxima semana, el próximo mes. Y lo único que habrá cambiado en su vida serán las cerraduras de su negocio.

La entrañable belleza de lo cotidiano

No hay nada como una peleilla de esas tontas para unir a la familia. Qué felicidad, qué situación tan entrañable cuando, minutos después de que tu pareja se haya sentado a la mesa, mientras tú terminas de colocar los pequeños detalles que ella ha olvidado para la cena (nada, minucias: tu vaso, tu servilleta, tu tenedor, tu cuchillo), escuchas y ves que de las más de treinta opciones para ver en la tele ha ganado el primer premio un programa en el que la gente enseña su casa. Prudentemente ocupas tu lugar en la mesa y esperas, tras varios gestos y ruiditos de desaprobación que te diga: ¿hacemos un zapping? Pero la pregunta no llega pasados unos minutos. Comprendes que quiere ver la casa de todos estos gañanes. Cuando el cayo malayo (con todos mis respetos para las graciosas y nobles gentes de Malasia toda) que hace las veces de anfitriona llega a la piscina y observas que no hay ningún bikini cubriendo mínimamente la exuberancia de alguna señorita, decides atacar. “¿Que vamos a ver esto?”, increpas con tono amable, pero firme. “Es que no hay nada”. Qué gran frase. Maravillosa. Qué gran argumento para hacer un tapete de punto de cruz que decore la mesita de la televisión. Irremediablemente unida a esa frase llega la réplica. ¿Alguna película habrá, no? Y es entonces cuando llega el milagro tecnólogico: el mismo mando que generalmente agitas en el aire intentando cambiar de canal, en manos ajenas, es capaz de pasar las treinta cadenas en apenas diez segundos, sin que tu retina pueda procesar tal secuencia de imágenes. Tras el prodigio digital terrestre, con la boca llena, entreabierta y el tenedor esperando con una nueva carga a que termines de masticar, escuchas: “¿Has visto?, no hay nada”.
Lo que viene después supongo que ya lo conocen; o terminas viendo las casas de esas modestas familias (que seguro que irán todas a la huelga para protestar por la reforma laboral), o insistes en hacer un zapping a cámara lenta que terminará con una respuesta similar a esta: ¡Toma el mando y pon lo que te dé la gana! ¿Saben de algo tan entrañable y cotidiano?

¿Accesibilidad para todos?

Vicente, que acaba de abrir un magnífico bar en la plaza del Pato (ya era hora de que alguien apostara por un establecimiento hostelero de calidad dentro del casco antiguo y no en la entrada), no ha tenido más remedio que cumplir escrupulosamente cada una de las exigencias legales que la Administración dicta sobre accesibilidad para discapacitados, que no entiende de metros cuadrados y de distribución del espacio. Las medidas para discapacitados físicos son las mismas para locales de 500 o de 30 metros cuadrados.
Vicente, que hubiera preferido decidir cómo distribuir el espacio de su inversión, entiende que los locales deben ser accesibles a minusválidos y personas con movilidad reducida (que son muchos a partir de las dos de la madrugada). Es más, recibiría con alfombra roja si fuese necesario a Álvaro Alcalde Gutiérrez, el jóven minusválido cuya discapacidad tuvo que ser valorada por un juez en plena calle porque no podía acceder al palacio de la Audiencia Provincial.
Sin embargo, el padre de Álvaro tuvo que soportar que la secretaria del juzgado de Primera Instancia número 6 de Jaén le mostrara su desprecio porque durante casi una hora había hecho todo lo posible para que su hijo pudiera asistir a la vista que tenía prevista celebrarse dentro del juzgado y no en el aparcamietno de la Audiencia, donde los coches de los funcionarios bloqueaban el vergonzoso acceso para minusválidos que tiene el edificio. En su flamante coche sacó su mano por la ventanilla y la agitó como quien dice ‘¡anda ya, chalao! Cuidao la que ha liao porque no ha podido subir a su hijo parapléjico a la sala de vistas’.
Y eso es todo. Al padre sólo le quedará impotencia y rabia; a mí el más profundo desprecio por la señora secretaria, pero nadie abrirá un expediente a la Audiencia, al Juzgado, a la Delegación de Justicia, a la Junta de Andalucía. Eso sí, ándesen con cuidado todos los ‘vicentes’ que quieran abrir un negocio que ahí serán implacables con sus multas.

El eterno retorno del alto el fuego

Cuando Nietzsche retomó la idea estoica del eterno retorno en “Así habló Zaratustra” lo hizo con mayor profundidad y trascendencia a la que finalmente ha quedado ligado el concepto. Lejos del tópico literario y cultural vinculado solamente al plano cronológico, el eterno retorno enuncia la esencia de la moralidad. Plantea un difícil ejercicio: como quiera que los acontecimientos están condenados a repetirse, y con ellos los pensamientos y las ideas, sería necesario comportarse de tal modo que en el caso de que tuviésemos que vivir nuevamente, eternamente, afrontáramos esa pena sin temor a aquellas cosas que hicimos, a aquellas cosas que pensamos...
Me pregunto si los terroristas de ETA serían capaces de afrontar, cuando acaban de anunciar un nuevo alto el fuego, sin temor, cada uno de los más de 800 asesinatos que han cometido en nombre de la libertad del pueblo de Euskadi. Al igual que me pregunto si este alto el fuego (otro triste deja vu) finalmente será el último. La palabra la tienen ahora aquellos que se hacen llamar brazo político de los terroristas. Que condenen la lucha armada de los terroristas que una vez más bajan sus pistolas unos meses antes de una convocatoria electoral. Dudo mucho que si realmente la Historia estuviese condenada a repetir una y otra vez la matanza de ETA en nombre del pueblo vasco, éste fuese capaz de permitirlo.
El nuevo comunicado de ETA nos deja ver el despotismo de la violencia que abanderan desde hace cincuenta años, frente al inmovilismo político y dogmático de los estados soberanos, que lo son hasta que dejan de serlo. El alto el fuego de ETA hay que tomarlo como lo que es, otra tregua más, otro enunciado del verbo terror, otro parántesis dentro de su anacronismo ideológico y fundamentalista. Sólo la gestión que de este nuevo comunicado hagan los partidos abertzales y los gobiernos vascos y español, se podrá iniciar otra larga etapa: la del fin de la violencia de los terroristas y el camino hacia la autodeterminación de un pueblo. Si la quiere.

No vayamos a ponernos exigentes

No empecemos con lo de todos los años, que no está la cosa para caprichos. No vayamos a ponernos exigentes con los grupos que nos trae Festejos para la feria de San Lucas, vayamos a darle otro disgusto a los chicos de Cultura, que bastante tienen ya (poco o mucho, según se mire). Tal vez sea el momento para convertirnos en el referente nacional del mundo ‘friki’, que todo no tiene porqué ser conciertazos de Barenboim. No estaría mal poder ver a ilustres personajes de la cultura más tradicional de este país como al jienense Bernardo y su ‘Ovejita Lucera’, o a nuestra hada del amor, Karina, tantos años ausente de los escenarios de esta tierra, o al siempre grande ‘Payo Juan Manuel’ . Y ya puestos, no estaría mal que los acompañaran personajes de la talla de ‘Cañita Brava’ o ‘Musiquito’ con su himno ‘¿Dónde está la mosca?’, que para mí que más de uno ya hace tiempo que la tiene detrás de la oreja.Pero sin duda, lo mejor de todo (y más barato para las maltrechas arcas municipales), sería que organizasen un gran maratón Karaoke, con José Montané y Enrique Iznaola interpretando “Resistiré” del Dúo Dinámico; o a José Manuel Colmenero dando el ‘do’ de pecho con ‘Money, money’ de Cabaret; tampoco estaría mal que subiese al escenario José Enrique Fernández de Moya recordando a Rosendo Mercado en sus años de Leño e interpretando “El tren”; o Inmaculada Solar cantando el gran clásico de Siniestro Total “Bailaré sobre tu tumba”; el comisario Daniel Salgado podría poner su voz a aquel cansino estribillo de Sabina “Mucha policía”; y Eduardo Castro, más rockero que nunca, imitando a los Gabinete Caligari y su “Al calor del amor en un bar”. Y como broche de oro, Cristina Nestares y “El baúl de los recuerdos” y Carmen Peñalver con “Show must go on” (El show debe continuar). Es sólo una opción barata y divertida para un San Lucas en plena crisis que no podrá programar grandes eventos musicales. ¿O sí?

¿Quieres ser mi amigo?

Juan entró en la bliblioteca. Se sentó en una larga mesa en la que había otras veinte personas y saludó educadamente. Sólo siete respondieron a su saludo con un tímido ‘buenos días’. Entonces Juan sacó varias fotos de su último fin de semana en la playa y se las mostró a los siete ‘amigos’ que habían respondido a su saludo. Tras un breve repaso a las instantáneas de Juan con comentarios tan profundos como “¿quien es esta tía tan buena?” todos continuaron con lo que estaban haciendo. Media hora después, Juan dijo: “¡Qué calor!”, comentario que obvió la mayoría, aunque uno quiso ir más allá en su aportación y añadió diligente: “Gazpacho”.Pedro abrió el listín de teléfonos por la letra ‘S’ y buscó el nombre de un antiguo amigo de colegio al que llevaba treinta años sin ver y sin conocer noticia alguna. Casualidades de la vida su nombre estaba en la guía telefónica. Copió el número y llamó por teléfono. Nadie respondió, quizá porque eran las dos de la mañana y muy probablemente estuviera durmiendo. Al día siguiente volvió a intentarlo y ahora sí lo logró. “Soy Pedro, tu compañero de pupitre en primero de EGB, ¿me recuerdas?”.Como a María le gusta tanto rascarse en un pequeño grano que tiene en el gemelo derecho salió a la calle a buscar personas que les gustara rascarse un grano. Después de dos horas ha encontrado a 17 y todos juntos han montado un club que se llama ‘Me gusta rascarme el grano’. Han pasado dos días y el boca a boca ha aumentado el número de fans del club hasta los 173.María, Pedro y Juan han coincidido hoy en el ascensor de la facultad a las 9,30 horas. Había otras dos chicas y un chico más. Se han observado en silencio, se han mirado los zapatos unos a otros y han salido del ascensor. Ni un ‘buenos días’, ni un misarable saludo. Es el siglo XXI, la era de las redes que hacen realidad en la penumbra de una habitación las situaciones más absurdas que puedan imaginar en la vida real. Es la era de la inmediatez de la información con muchos amigos en internet y cara de perro en la calle. Una pena que la estupidez no nos deje disfrutar del formato que ha revolucionado la comunicación mundial.

Atemos las manos a los maltratadores

Me da igual el asesinato. Elijan el que quieran. El del otro día en Pinos Puente o el de ayer en el Puerto de Santa María. Cualquiera de las 35 mujeres muertas este año porque sus maridos y parejas decidieron que había llegado su momento (¡qué eufemismo más terrible!) podrían haber tenido una oportunidad.Es el momento de que todos hagamos algo para frenar a quienes (los menos, seguro) creen que la mujer es una posesión más en sus tristes y enfermas vidas. Siempre serán pocas las medidas que desde las administraciones puedan ponerse para ayudar a las mujeres maltratadas, a las futuras víctimas del desgraciado y cobarde que se siente con derecho a golpear y matar a su compañera y, en demasiados casos, a sus hijos también. Es el momento de la presión social, pero no la de los medios de comunicación y la de las asociaciones de víctimas o institutos de la Mujer. Nadie maltrata de un día para otro. Deben sentir la presión de sus amigos, de sus vecinos, de sus compañeros de trabajo, de sus familiares. No nos engañemos con falacias y estudios sociológicos sobre el entorno, la educación y la costumbre. Cada mujer muerta en este país tenía alguna persona cercana que conocía su problema y desaprobaba lo que estaba sucediendo. La mejor orden de alejamiento que puede tener un maltratador es la de sus amigos, vecinos y familiares. Cojamos a cada uno de estos señores y amenacémosles. Que sepan que cualquier paso que den para acercarse a su pareja no quedará impune. Que sientan el mismo miedo que ella cuando vean a su mejor amigo, a su hermano, a su compañero de trabajo. Podrá matarla, tal vez, pero si tiene que llevarse por delante a alguien más para conseguirlo, créanme, será más complicado. No se trata de hacer apología de la violencia, sino de ejercer la responsabilidad social que todos tenemos. Dejemos de mirar a otro lado y atemos, entre todos, las manos a los maltratadores.

Neverica azul contra la crisis

Nenes, id preparando la nevera azul de cuatro plazas y si no la teneís corred a comprarla cuanto antes porque el verano este se presenta de neverica y escapada dominguera. Ni que decir tiene que si esperábais pagaros algunos días de vacaciones con la factura que os debe el Ayuntamiento desde hace algunos años, olvidaros de ello. Y no creáis que porque os encadenéis a la puerta de Caja en el palacio municipal y amenacéis con comer sólo bocadillos de atún en escabeche os van a pagar antes de que os ahoguéis. Qué va, tiene Colmenero el dinerico ‘contaico’ y cabeza para llevar de memoria las cuentas de dos Carrefour y sabe quién va primero, segundo, tercero...Ya os digo, decidle a la suegra que deje de mirar apartamentos que este año no hay vacaciones. Eso sí, que se preparen los amigos y familiares que tienen casas en los puentes o pisos en la costa porque van a volver a ver a primos que ni sabían que tenían. Primos con simpáticos niños cuyas angelicales voces se convierten en trueno a la hora de la siesta, que alegrarán las tranquilas tardes vespertinas de tu chalé e irán dejando una estela de manchas en los manteles y cortinas de tu veraniega residencia. Y quienes no tengan ni amigos ni familiares suceptibles de ser abordados durante el verano (qué tristeza), que preparen la nevera. Los lunes a la piscina de Torredonjimeno, los miércoles a la de Fuerte del Rey y los sábados (ala, tiremos la casa por la ventana) a Torrenueva, que ya tenemos autovía hasta el mismico cruce de la costa granadina. Además, con un poco de suerte quizá coincidas allí con un antiguo amigo del colegio al que hacía veinticinco años que no veías y cuando te diga aquello de: “Tenemos que quedar un día”, puedas contestarle: “El próximo viernes nos venimos el fin de semana, no se hable más” . Lo dicho, idos preparando, que va a ser un verano la mar de divertido, tanto que cuando llevéis diez días hasta se os hará larga la cuenta atrás para volver al trabajo (aquellos que lo tengan, claro).

Me gusta el plan B para el Real Jaén

Cuentan quienes han perdido un familiar o amigo por una grave enfermedad que cuando se encuentran terminales, antes de morir, protagonizan una leve mejoría, que en la mayoría de los casos es el presagio de su muerte. Y esto es lo que le ha pasado al Rael Jaén, enfermo crítico más en lo económico que en lo deportivo, que ha experimentado una leve recuperación antes de morir.Y qué quieren que les diga, casi que me alegro, porque sinceramente no sé si el ascenso hubiera sido una buena solución para el enfermo blanco. Jaén hubiera tenido un equipo en Segunda División A y cada dos domingos hubieran venido equipos históricos de la liga española a jugar en La Victoria, que lo más probable es que hubieran ganado, provocando el cabreo de la afición, que se quejaría al final de la primera vuelta de que con este equipo no se va a ninguna parte, que las entradas son muy caras, que vaya frío que hace en el estadio y bla, bla, bla. Con la llegada de la primavera las gradas serían prácticamente un solar y el milagro financiero que se preveía con el ascenso a la categoría de plata del fútbol habría tornado en más número rojos para el club. Tampoco la ciudad se habría beneficiado tanto por tener un equipo ascendido, porque cuando las alforjas llevan tanto tiempo vacías los mendrugos de pan se caen por los agujeros que la miseria ha abierto en el fondo. Por eso me alegro.Me resulta más ilusionante y motivador el plan B de Carlos Sánchez, con una especie de residencia de futbolistas donde se les forme como jugadores a la vez que estudian. El fracaso de las divisiones inferiores es que copian el modelo de las grandes ligas. Quieren respirar como ellas con un solo pulmón enfermo y sin nadie que quiera financiarles una operación. Mientras el Real Jaén (y el resto de club pequeños) llegan a Primera División, no estaría mal que vertebraran el deporte de sus ciudades, que se convirtieran en escuelas de jóvenes, en residencias de futuros jugadores, en una institución en la que primara el capital humano como medio para alcanzar un reto: la élite deportiva. Por eso me gusta el plan B de Carlos Sánchez, porque mira el presente para alcanzar el futuro.

Con la sensibilidad que no tienen

Que no hombre, que no! Si de veras quisiérais mirar por nuestra salud, ya no digo que prohibiéseis el tabaco (que está la cosa como para mandar al paro a todos los trabajadores de Tabacalera y estanqueros del país), pero sí podíais invertir parte de los impuestos que recaudáis con la venta de tabaco en programas para dejar de fumar, que se impartieran en las propias empresas y administraciones (pagándolo a 45 días, que os conocemos, morosetes). O también se podría obligar a eliminar los productos que se utilizan en la elaboración del tabaco. Curiosamente el tabaco es el único producto que conozco al que Sanidad, cuyos costes por muertes de cáncer de pulmón son aún mucho menores que los ingresos que percibe el Estado por impuestos de venta, permite ocultar a sus clientes la materia prima con la que está utilizada. Venga a hablarnos de los ‘chinos’ y controlar los productos que vienen de las trabajadoras y aplicadas tierras amarillas y resulta que tenemos miles de oficinas que viven únicamente (ahora los están compensando con juegos de azar) de la venta de un producto que provoca cáncer.Y nosotros, pobres adictos, ahora tenemos que soportar que nos enseñen cómo queda un pulmón con cáncer, malditos hipócritas, después de habernos enseñado cómo queda una casa sin trabajo, sin dinero, sin dignidad. Como quiera que no será posible cambiar el rumbo de esta campaña indecente y carente de sensibilidad hacia las miles de personas que perdieron un familiar por culpa del cáncer de pulmón (después de haber intentado dejar de fumar en varias ocasiones sin éxito), les hago una sugerencia: cambien cada una de las fotografías de los efectos del cosumo de tabaco por la de los políticos de este país; cambien la del pulmón por la de José Luis Rodríguez Zapatero, o la del tumor de laringe por la de Mariano Rajoy y conseguierán mucho más asco y efectividad que con los órganos enfermos que pretenden meternos en nuestras pitilleras.
Publicado en VIVA JAÉN el 31 de mayo de 2010

Cojamos el toro por los cuernos

Nos hablan nuestros eruditos políticos últimamente mucho sobre la reforma laboral, sobre la necesidad de cambiar el actual sistema por uno más flexible, más productivo y más competitivo y que reduzca la vergonzosa tasa de paro. A mí me parece bien, pero no estoy muy seguro de que nuestro sistema sanitario fuese capaz de hacer frente al gasto (irremediablemente necesario si no queremos otra chapuza laboral) que supondría implantar algún ‘microchip’ que hiciera a nuestros empresarios realmente emprendedores y competitivos y a los trabajadores más productivos, que aquí todos llevamos un pequeño funcionario dentro que trata de escaquearse a las primeras de cambio. Claro, que también ayudarían mejores sueldos, pero, por ahora, todos sabemos que eso no es posible. Sin embargo, nadie nos habla de una reforma administrativa, constitucional incluso, que abra una senda a la madurez democrática. Queremos que nos quiten el collarín que nos impide girar el cuello hacia otro lugar que no sea el pasado o nuestro propio ombligo . Pero doy por hecho que quienes fabrican los collarines y quienes los colocan no van a ser los que den ese paso. Ningún político va a promover una reforma administrativa que acabe con las diputaciones provinciales, solapadas en competencias a las delegaciones provinciales de las autonomías. Se transfieren competencias pero se mantienen las instituciones primitivas que ostentaban esas competencias. Duplicamos administraciones y gastos como quien piratea un disco (con menor impunidad, eso sí). Y como quiera que son los políticos los que viven de tan honrosas y anacrónicas instituciones, no serán ellos quienes se manden a la lista del paro (INEM o SAE, que comparten dependencias sin que el ciudadano que se acerca a ellas sepa qué administración le está atendiendo). Por eso, si finalmente hay manifestaciones el 2 de junio de los funcionarios, yo voy a salir a la calle a protestar (ya que los sindicatos mayoritarios me han privado hasta ahora de hacerlo en compaña, que ya me quejo yo solo lo mío). Vamos a empezar por coger este toro por los cuernos, que el otro aún está en la dehesa.
Publicado en VIVA JAÉN el 17 de mayo de 2010

Ahora toca la Ciudad Sanitaria

Difícilmente me hubiera imaginado cuando estaba en mi lejano Cándido Nogales e iba al Colegio Universitario a comerme bocadillos de salchillón que la Universidad de Jaén tendría facultad de Medicina. Tampoco me imaginaba que se podrían alquilar bicicletas con un mensaje de texto enviado desde un teléfono que llevaríamos en el bolsillo de la camisa, pero así funciona el progreso. La Universidad de Jaén se ha ganado la facultad de Medicina a pulso y nadie lo puede poner en duda. Ahora toca de una vez por todas una Ciudad Sanitaria. Esa debe ser la prioridad. El equipo de Gobierno municipal y la Delegación de la Junta de Andalucía deben pelear porque en cuatro años como mínimo esté en funcionamiento. Para ello sólo hace falta arrancar la voluntad política como lo ha hecho Manuel Parras y su equipo.Hay servicios básicos para los ciudadanos que no deben estar sujetos a estrategias políticas ni a más plazos que los que marque la necesidad y ahí ya se han sobrepasado todos ellos. No seré yo quien ponga una pega al Museo de Arte Ibero o a cualquier infraestructura cultural para esta ciudad, pero si les soy sincero, prefiero que, en el caso de que me diera un infarto de miocardio, me cogiese en la Ciudad Sanitaria antes que frente al conjunto escultórico de ‘El pajarillo’. Tampoco creo que haya que echarse las manos a la cabeza si se privatiza la empresa de aparcamientos municipal, cuando hace años se dio la gestión de la limpieza de la ciudad a una empresa que ahora juega con la deuda que mantiene nuestro Ayuntamiento con ellos para condenarnos a todos los jienenses a vivir en un estercolero. Ya digo, hay prioridades y la limpieza de mi ciudad y la sanidad de todos son lo suficientemente importantes para que nadie haga negocio con ellas ni las supedite a rentas de un futuro político. Ahora toca de una vez la Ciudad Sanitaria, sin más cuentos chinos, que ya son más de diez años desde que la comunidad sanitaria reclamara una gran complejo que acabase con la dispersión de los servicios actuales.

Róbame tres millones sin rozar mi coche

La confianza es la que sustenta nuestro actual sistema social. Sin la confianza esta aldea de millones de personas nunca habría podido existir. Y la gestión de esa confianza es la que permite a unos pocos engañar al resto. Me explico. Yo nunca he estado en Nueva York, pero doy por hecho que existe, que tiene su Quinta Avenida, su Central Park y su estatua de la Libertad. Todo eso lo he visto en fotos artísticas, en fotos de amigos (pretendidamente artísticas), en cientos de películas, pero yo nunca he estado allí. Confío por tanto que exita Nueva York, América incluso, desde Alaska hasta la Tierra del Fuego. Otro ejemplo. La circulación vial es posible gracias a la confianza. Cuando yo paso un semáforo en verde en una intersección es porque confío que quienes tienen la luz roja estarán parados. O cuando me avalanzo sobre una puerta automática de las que sabes que se abren gracias a sensores de movimiento, lo hago porque confío que se va a abrir a mi paso. Sin la confianza nada de eso sería posible. No existiría el sistema socioeconómico y político vigente. Ni tampoco sus errores. Y no me refiero a fallos en la puerta automática, sino a sinvergüenzas como Jaume Matas, que fuera Ministro de Medio Ambiente con José María Aznar y presidente del Gobierno Balear en dos ocasiones y el sistema financiero que avaló los tres millones de euros que el juez impuso de fianza para que el número uno del PP balear hasta 2008 no entrara en prisión. El Banco de Valencia, el mismo que habrá negado a miles de ciudadanos y pequeños empresarios un pequeño crédito o una hipoteca en estos dos últimos años le da tres millones de euros a este señor. Tres millones de los pequeños ahorradores, del trabajo de miles de familias. Aunque tenga bienes para avalarlos. ¿Qué coño le pasa a este país que ya, ni de charanga y pandereta? ¿Qué tipo de ‘chip’ nos han implantado para que sigamos callados y nada nos parezca suficiente? Ni siquiera cuatro millones de parados y 70.000 folios de instrucción de una pandilla de delincuentes son suficientes. Bendita confianza en este sistema que tiene callados a millones de españoles. Eso sí, como te rocen el coche aparcando somos capaces de patear en el suelo al conductor. Enhorabuena, confiado inventor.

Jaén no se acaba nunca

A Jaén le pasa como a París, que no se acaba nunca. Nunca se acaba de conocer, nunca de sorprender a propios y extraños; de embrujar a cuantos vivimos en ella y crispar a quienes quieren dejarla como a una amante molesta, entrometida y caprichosa. No se acaban sus cuestas, ni sus vistas, ni su Catedral. Y tampoco se acaba su miopía.Ese Jaén al que los árboles no le deja ver el bosque, que se niega a ponerse gafas para distinguir el futuro, se siente agusto con las polémicas, con la queja diaria. Da igual la remodelación que se hubiera presentado para la plaza de Santa María o qué se vaya a hacer con los magnolios. Cualquier proyecto hubiera despertado la protesta irreflexiva de algún colectivo, acompañada del ‘NO’ frontal del Partido Popular, que aunque en esta ocasión no se ha abrazado a ningún magnolio, porque quienes convocaban la protesta eran ecologistas y tienen cierto tufillo a izquierdas, no descarten brotes psicóticos cuando se acerque el día de la tala. Estos ecologistas a los que se las trae al pario el parque botánico de la carretera de Córdoba, tan abandonado como desconocido para los jienenses, agricultores de matas de tomate y pimientos en las macetas de sus pisos o en el jardín de sus casas, miopes verdes declarados, se preocupan más por las migas que caen y ensucian su tarima flotante, que por el pan que se enflorece encima de la mesa. Estaría bien que los dichosos magnolios (que mira que me gustan a mí cómo quedan en la plaza ahora) pudieran integrarse en el proyecto, tal vez en la Carrera de Jesús hasta la calle Almenas, ahora que van a ser peatonales, pero como resulta que dicen que no se pueden trasplantar, pues descansen en paz, qué le vamos a hacer, que como Jaén no se acaba nunca, igual que el París de Hemingway y de su doble físico, Enrique Vila-Matas (al que yo sí le encuentro parecido con el escritor amaricano), habrá que mirar hacia adelante, que como decía Proust, el pasado no sólo no es fugaz, sino que no se mueve de sitio.

Las plazas y los platos combinados

Qué bueno sería eso de una ciudad virtual, como la que aparece en las recreaciones en tres dimensiones que diseñan los arquitectos en sus proyectos. Que mira que me gusta a mí cómo quedan cuando las veo en el ordenador. Lo que pasa es que luego, no sé porqué oscura razón del arte de poner y quitar baldosas, no queda como lo hemos visto en las imágenes, que si no, tendríamos un Jaén más bonico que todas las cosas. Con lo de las recreaciones pasa como con las fotografías de los platos combinados en los bares, que cualquier parecido con la realidad es pura coincidencia. La plaza de Rosales, que ya tenía sus carencias virtuales, tornó en 'mamotreto', como los huevos fritos que me pusieron este fin de semana en un bar del Bulevar (que no sé qué se me habría perdido a mí tan al norte), que parecían dos antepasados lejanos con tuberculosis de los que habían fotografiado los muy miserables en el plato combinado número tres, si la memoria no me falla. También estaba bien bonita la plaza de la Constitución vista desde las alturas. Hay que ver qué preciosidad de vista aérea, que bien compuesto todo recreando la estrella de David. Lo que pasa es que todavía en Jaén no usamos la avioneta ni el helicóptero, y tenemos la insana costumbre de pasear y sentarnos en nuestras plazas y circular alrededor de ellas con nuestros coches. Tonterías jienenses, qué le vamos a hacer. También han llamado mi atención las personas que salen en esas recreaciones. Qué gachonas, oye y qué niños más educados y limpitos. Y qué jovencitos y de clase media son todos, que no se ve ni un mendigo, ni un anciano intentando zafarse de las escaleras. En fin, que me gusta a mí eso del mundo virtual, que está todo muy bien puesto; hasta parece que no hay ni parados. Por eso, por lo pronto, me gusta la remodelación de la plaza de Santa María, aunque no sé yo cómo quedará con grafittis en el granito negro de la plataforma. Pero ya digo, por el momento, me gusta mucho, incluso como decorado para una película futurista de esas que hace Cameron.

‘Non para de llover, rapaza'

Non puedo evitar desde algún tempiño que el accent galego brote de mi boca en una especie de mestura de idiomas. Incluso cando escribo algunas palabras d’os meu cerebro salen en el idioma de Rosalía de Castro. Nin puedo evitar que desde algún tempiño haya cambiado el cocido por el pote galego. Estes incesantes aguas que paracen haberse quedado como huesped gorrón y cansino, han turbano miña terra jienense y agriado el carácter de sus persoas, que non sabían de tanta agua de tempos moito distantes.Me cago en mi pena negra, caraio. Ayer, después de camiñar largo tempo, empapadiño, sorprendime cantando esta letrilla: “¿Que din os rumorosos na costa verdecente, ao raio tansparente do prácido luar? ¿Que din as altas copas de escuro arume arpado co seu en compasado monótono fungar?” Bella y emotiva, sin duda, su música brotó de mi boca como otrora brotara el himno de Jaén o Andalucía, pues, tras secarme los pies en miña casiña, conta dime de que se trataba del himno galego, cago en la pena negra. Eu dous meses con los zapatos y los pies mojados y témome mucho que este dichoso agua non me deje plantar las papas, que ya va siendo tempo. Por esta razón (y porque temo cambiar mis fresquitas cañas por ribeiriños) encomendádo me he a todos los dioses que en los tempos hubo en la tierra. Primeiro fue una rogativa a todos los santos cristianos. Despois mandé boteilas con mensajiño para que todo os dioses pudieran axudarnos. Mandé al señor griego del rayo, el trueno, el relámpago y la lluvia, Zeus. Mandé, ademais a Tláloc, dios azteca de la lluvia; a Chaac, el dios maya de la lluvia; al dios báltico Perkunas, al hindú Maruts, al afro-brasileño Lansán y al espíritu femenino japonés de la lluvia Ameonna. Non respuesta aún, rapaza. Moito me temo que esto va para largo, pero aunque me llegue el agua hasta los hueviños, non voy a cambiar ni la miña tostada de aceite de oliva virgen por mantequilla, ni Nuestro Padre Jesús Nazareno por Santiago, aunque cierren España.

La calle del Juego de la Pelota

Desde la Plaza de Santa María con su centinela renacentista buscaban los niños con sus juegos el arrabal de Santa Ana. Fueron aquellos lentos años los que, siguiendo la antigua muralla arrebataron a los huertos de Jaén su fértil tierra y trazaron una calle que sirvió para practicar el juego de pelota. No hubo elección en un principio y se conoció como calle del Juego de la Pelota. Con el paso de los años y el creciente fervor por Jesús, a partir del siglo XVII comenzó a llamársela también Carrera de Jesús, hasta que en 1898 el Ayuntamiento la bautizó como calle de Juan Montilla. Sin embargo, la iniciativa no tuvo éxito y volvería a convertirse en la señorial Carrera de Jesús, cuyos distintos niveles fueron salvados con jardines, cantones y rampas que la convirtieron en una de las más bellas de la ciudad. Al portillo de San Sebastián y el Arco de los Dolores, la Iglesia del Convento de San José y el Camarín de Jesús (ya recuperado), el Convento de las Carmelitas Descalzas, el antiguo palacio vecino (donde se ubicará la obra social de la reunificadas Unicaja y Caja de Jaén), el Torreón del Conde de Torralba, las antiguas cocheras de Bomberos convertidas en Vivero de Artesanos y el esperado Palacio de los Condes de Corbull (que se convertirá en residencia de mayores), el Ayuntamiento ha querido poner su granito de arena con un inquietante y anacrónico edificio para oficinas de la Policía Local y los Bomberos. Ahora que la Carrera de Jesús parecía recuperar el aspecto señorial perdido a lo largo del pasado siglo, gracias a la rehabilitación de tres edificios emblemáticos, el Camarín y dos de sus palacios, viene el Ayuntamiento (que da el visto bueno a los proyectos que presentan los arquitectos, no lo olviden), y no contento con errar con la plaza de Rosales, en medio del debate de la necesidad de cuidar el entorno de la Catedral y del inicio de las primeras obras de remodelación, nos ofrece unos bajos convertidos en oficinas azul marino de ira, que diría mi madre, y plateados caracteres. ¿Para qué quermos cámaras en la Catedral que eviten pintadas si quienes han diseñado y construido estas oficinas sonríen cada día mientras pasean por la calle del Juego de la Pelota?

¡Cuánto necio y envidioso oculto!

No vayas a poner que nací en Málaga, que estoy harto de que salga por ahí que soy malagueño. Yo soy de Jaén”. Ésa fue la respuesta que el actor y humorista Santi Rodríguez, que hoy estrena nuevo programa en Cuatro de la mano de Luján Argüelles, dio cuando le pregunté por sus datos personales en la entrevista que VIVA JAÉN publicó el pasado viernes. Pues algún alelado y escaso de razón, que es el significado que recoge la Real Academia Española de la Lengua para el adjetivo imbécil, se entretuvo estos días en insultar a Santi Rodríguez y en decir que siempre va diciendo que es malagueño. ¡Qué pena que ya no se pueda desterrar a imbéciles e indeseables como este señor! ¡Qué pena que no podamos echar a todos las rémoras que lastran esta tierra con su actitud panzona y obtusa!¿Cuánta envidia y resentimiento esconde aún este Jaén cobarde e indigno agazapado en los comentarios de páginas de internet? No os merecéis el aire que respiráis de esta ciudad, ni su aroma, ni los claroscuros de sus atardeceres, ni el verde reflejo de sus olivos en su cielo plaetado. Sois el fango de Jaén, cuya ilusión terminará por secaros para que durante siglos, todos los que vengan puedan pisaros.Luego están los necios, que también son muchos en esta ciudad, tanto que parece que los hubiéramos inventado aquí. Necios como los que se quejaban estos días en la página web de este periódico del Teatro Infanta Leonor, porque no habían conseguido entradas para ver el espectáculo ‘Mamma Mía’. Estos son los que gustan de ver películas grabadas en el cine con cabezas y ruido de palomitas; los que compran discos a inmigrantes en un bar con una cerveza riéndose de ellos; los que no van nunca al teatro, más que en ocasiones como ésta porque están hartos de ver hablar del musical en la televisión, y ahora se quejan de que son pocos días o de que si el teatro es pequeño, que ya lo decían ellos. Una caja de cerillas sería grande como teatro si las compañías y actores tuvieran que vivir del dinero que recaudaran con vuestras entradas, malditos miserables necios e hipócritas.

Entre este tipo y yo hay algo personal

Esto es una declaración de guerra. Sí, señor Zapatero, le declaro la guerra hoy mismo, y no cesaré en mi propósito bélico hasta que me devuelva la dignidad de jubilarme a los 65 años. Le declaro la guerra, primero, (y por orden de importancia) porque quiere hacerme trabajar dos años más para que usted se pasee con mi esfuerzo por todo el mundo dando conferencias el resto de su vida, no para que todo el mundo pueda disfrutar de una jubilación, escondiéndose como tantas otras veces en la solidaridad y el bien común. ¿Me van a decir ustedes que la única solución que pueden aportar sus sesudas trayectorias políticas y profesionales es que trabajemos dos años más? ¿Me puede explicar usted, enemigo Zapatero, porqué en Francia la edad de jubilación, con similares problemas demográficos, es a los sesenta años? ¿O porqué en Italia las mujeres se jubilan a los sesenta y los hombres a los 65 años? Ya sé que Alemania, Reino Unido, Holanda y Portugal también pretenden subir la edad de jubilación (de paso, aprovecho para hacer extensiva mi declaración de guerra a sus primeros ministros y presidentes), pero, ¿no podría seguir modelos como el francés? Le propongo algo. En lugar de obligarnos a trabajar dos años más antes de jubilarnos, echen un par de horas extras diarias usted, su Consejo de Ministros y todos sus asesores hasta que se convoquen las próximas elecciones y busquen otra solución.En segundo lugar, adversario Zapatero, le declaro la guerra porque cuando usted cumpla los 67 años llevará muchos años jubilado, descansando, disfrutando de sus nietos, con una jubilación como la de diez vecinos de mi barrio, obviando que gracias a usted, Zapatero hostil, más de veinte millones de españoles trabajarán dos años más. Tal vez a mí no me importe hacerlo, pero estoy seguro de que a muchos hijos les molestará ver cómo su padre y su madre se arrastran con 67 años a su trabajo cada mañana. Anunciar que se suben dos años la edad de jubilación me huele a que tal vez ninguno de nosotros podamos jubilarnos. Por eso, hago mía la letra de Joan Manuel Serrat y le digo que entre este tipo y yo hay algo personal. Ríndase señor Zapatero.

Algo falla en la estrategia del PP

Demasiadas veces los medios de comunicación y los partidos políticos centran los análisis de las encuestas y de los barómetros en la intención de voto y en el porcentaje de electores indesisos o que no fueron a votar en pasados comicios. Pero hay otras preguntas que se realizan a los encustados que ofrecen un perfil sociológico mucho más fiable, fiel, revelador y alejado del efectista titular de si mañana se celebraran elecciones ganaría tal partido. Tras el “Barómetro de Opinión Pública de Andalucía 2009” publicado hace una semana, el primer dato que sorprendió y que, por ende, saltó a los titulares fue que el Partido Popular de Andalucía superaba por primera vez en intención de voto al PSOE andaluz (no precisamente por la aportación del PP de Jaén, que perdía siete puntos respecto a las autonómicas de 2008, amortiguado, eso sí, por el retroceso de los socialistas también). Sin embargo, el barómetro reflejaba también que un 41’3 por ciento de los encuestados situaban al PP, ideológicamente, rozando la extrema derecha. El dato resultaría sorprendente de no ser porque en Jaén el porcentaje asciende al 61’2 por ciento. Casi dos terceras partes de los jienenses piensan que los del PP son de extrema derecha. O lo que es peor, sólo un 3’7 por ciento considera que es un partido de centro. Por ese motivo, un 47’3 por ciento de los encuestados afirma que nunca votaría al PP.Con estos datos, los dirigentes regionales y provinciales del PP deberían sentarse y reflexionar sobre qué está pasando. Debería preguntarse el señor Arenas y el señor Fernández de Moya porqué en los últimos veinte años su partido, en lugar de conseguir el voto neoliberal del centro, se ha ido alejando y situándo sociológicamente más a la derecha. Deberían, simplemente, estar preocupados porque dos tercios de los jienenses piensen que son de extrema derecha. Algo no ha funcionado sin duda, porque mientras el PSOE se ha ido acercando ideológicamente al centro, ha sabido también mantener a una gran parte de la izquierda. Al contrario que el PP.