Me gusta el plan B para el Real Jaén

Cuentan quienes han perdido un familiar o amigo por una grave enfermedad que cuando se encuentran terminales, antes de morir, protagonizan una leve mejoría, que en la mayoría de los casos es el presagio de su muerte. Y esto es lo que le ha pasado al Rael Jaén, enfermo crítico más en lo económico que en lo deportivo, que ha experimentado una leve recuperación antes de morir.Y qué quieren que les diga, casi que me alegro, porque sinceramente no sé si el ascenso hubiera sido una buena solución para el enfermo blanco. Jaén hubiera tenido un equipo en Segunda División A y cada dos domingos hubieran venido equipos históricos de la liga española a jugar en La Victoria, que lo más probable es que hubieran ganado, provocando el cabreo de la afición, que se quejaría al final de la primera vuelta de que con este equipo no se va a ninguna parte, que las entradas son muy caras, que vaya frío que hace en el estadio y bla, bla, bla. Con la llegada de la primavera las gradas serían prácticamente un solar y el milagro financiero que se preveía con el ascenso a la categoría de plata del fútbol habría tornado en más número rojos para el club. Tampoco la ciudad se habría beneficiado tanto por tener un equipo ascendido, porque cuando las alforjas llevan tanto tiempo vacías los mendrugos de pan se caen por los agujeros que la miseria ha abierto en el fondo. Por eso me alegro.Me resulta más ilusionante y motivador el plan B de Carlos Sánchez, con una especie de residencia de futbolistas donde se les forme como jugadores a la vez que estudian. El fracaso de las divisiones inferiores es que copian el modelo de las grandes ligas. Quieren respirar como ellas con un solo pulmón enfermo y sin nadie que quiera financiarles una operación. Mientras el Real Jaén (y el resto de club pequeños) llegan a Primera División, no estaría mal que vertebraran el deporte de sus ciudades, que se convirtieran en escuelas de jóvenes, en residencias de futuros jugadores, en una institución en la que primara el capital humano como medio para alcanzar un reto: la élite deportiva. Por eso me gusta el plan B de Carlos Sánchez, porque mira el presente para alcanzar el futuro.

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