Más rápidos que los neutrinos

Tenemos que ser más rápidos que los neutrinos. Porque al parecer estas pequeñas partículas que dicen que atraviesan la materia (quisiera yo verlas atravesándome a mi) son capaces de sobrepasar la velocidad de la luz y por tanto detener el tiempo o echarlo hacia atrás, que es lo que pasa, según las leyes físicas que ahora conocemos, cuando se viaja a tal velocidad. Pues eso, que tenemos que ser como mínimo, lo mismo de rápidos que los neutrinos e intentar detener el tiempo, porque vamos de cabeza al abismo.
Mientras conseguimos tan ardua tarea (yo hacía los cien metros lisos en algo más de once segundos cuando estaba en el colegio) no estaría mal que diéramos algunos pasos: en primer lugar que fueran juzgados aquellos que han incumplido la Ley (que para eso la tenemos) dejando miles de facturas en los cajones de los despachos de las administraciones sin consignar y, por tanto, sin pasar por intervención y caja; en segundo lugar, inyectar dinero a las administraciones para que paguen los miles de millones de euros que deben a los proveedores españoles (somos conscientes de cuántos parados hay porque las administraciones no pagan a los empresarios, pequeños o medianos). Yo no sé cómo se puede hacer, que lo hagan quienes hayan estudiado para eso (no por Dios, los políticos no, quienes hayan estudiado). ¿No se hizo con las entidades financieras para evitar el crack? Y en tercer lugar, consciente como soy de que alcanzar la velocidad de la luz será difícil, habrá que pensar en medidas más efectivas que pitar a las puertas de los despachos y gritar consignas tan chispeantes como ‘no hay pan para tanto chorizo’. Habrá que pensar en la insumisión fiscal. Habrá que dejar de pagar los impuestos. Pero todos. En definitiva es lo que llevan haciendo las administraciones durante años con sus proveedores y no ha pasado nada. Necesitarán muchos campos de concentración para encerrar a tanto insumiso. Lo que sea. Porque ya no me hace gracia que mi amiga Leire Pajín, cuatro años menor que yo, declare que tiene casi 300.000 euros mientras que mi cuenta recuerda con nostalgia los asientos de cuando era Caja Postal y yo disfrutaba de mis noches madrileñas y Leire y su hermana venían de la costa a la casa de Flor Baja y todos reíamos, ja, ja, ji, ji.