Entre marcas y carcamonías

A mí lo del cortometraje y lo de la comunidad esa del Lagarto me gusta. Me gusta porque es una iniciativa de Recreation Producciones, una productora afincada en Jaén formada por jóvenes profesionales del audiovisual. Me gusta porque desde que nació el proyecto Santi Rodríguez se comprometió a echar una mano y me gusta porque también está otro entendido lagarto, Juan Eslava Galán. Lo que pasa es que a lo mejor es mucho Lagarto ya. Que a mí siempre me gustó mucho la leyenda y se me ponía un pellizco en dicha sea la parte cuando alguien fuera de mi tierra me decía que de Jaén conocía lo de los cerros de Úbeda, la estación de Espeluy y aquello de que revientes como el Lagarto de la Magdalena.

Hemos conseguido que nuestro lagarto sea Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, se ha arreglado el raudal de la Magdalena de donde supuestamente salió el temible reptil, tenemos un concurso de música llamado Lagarto-Rock, pisadas por toda la ciudad y dentro de poco un parque acuático denominado ‘La playa del Lagarto’. Que a mí me gusta eso del Lagarto, repito, y entiendo lo de crear una marcha. Lo que pasa es que cuando vienen amigos a conocer la ciudad, una vez que les he enseñado el raudal (desde la bonita reja exterior porque no hay manera de visitarlo), la escultura de la Magdalena y le he contado la leyenda, se quedan un poco decepcionados al no poder visitar el claustro del Palacio de Santo Domingo, cerrado los fines de semana, o al no encontrar ninguna referencia sobre la estancia de los Reyes Católicos en la ciudad; o de la entrevista que tuvieron con Cristóbal Colón en 1489 en el antiguo Palacio Episcopal, en la que Isabel la Católica se comprometió por escrito a financiar su viaje a Las Indias; o cuando, tras disfrutar de la Catedral de Jaén y del legado de Andrés de Vandelvira les digo que está enterrado en la ahora Basílica de San Ildefonso, pero que no se puede visitar, entre otros muchos detalles. Cuidado con las marcas, porque a veces despiertan unas expectativas a las que hay que dar respuesta si no queremos que la marca se convierta en una carcamonía.

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