Aborto



Hubiera querido terminar la temporada con un artículo más chispeante, con algo más veraniego. Con una jarra de cerveza literaria acompañada de su prosaica tapa o con una simple sonrisa estival. Pero voy a tener que terminar con un vómito. El anuncio del ilustrado ministro Gallardón de suprimir el aborto en aquellos casos en que el feto presenta malformaciones sobrepasa la línea roja de la sensatez y las libertades. Esa línea roja que el inicio del siglo XXI está desdibujando y pisoteando, en la que la derecha rancia se mea blandiendo cuestiones de bioética. Falsos hipócritas.

Aquellos que cada domingo se golpean el pecho en misa de doce mientras mandan mensajes a la compañera con la que ponen los cuernos a su mujer; aquellos que maldicen la homosexualidad mientras salen agazapados de los garitos gays; aquellos que predican la caridad y que con la limosna diaria lavan su sucia conciencia usurera, a la vez que desean en el hemiciclo del Congreso que se jodan todos los parados; aquellos que creen que Dios nos da la vida para que iluminados como ellos nos conduzcan como rebaños por el sendero de su mezquindad, son los que hacen que mire a las mujeres de mi vida y no pueda hacer otra cosa que agachar la cabeza.

Llenen sus casas de engominados niños con pantalón corto y camisa blanca, paran con dolor cuantas veces quieran, alumbren el futuro rancio de este país cada nueve meses, den a luz hordas de felices de ‘boy scout’ y llenen sus colegios y universidades privadas de la ética impostora de su vientre. Pero háganlo ustedes, y mientras, dejen que nosotros llenemos de bastardos el mundo y que las mujeres libres decidan si quieren parir o no; porque por mucha ley que promulguen no podrán acabar ni con la voluntad ni con el sentido común; las mujeres que no deseen tener su hijo abortarán y las que quieran dar a luz seguirán haciéndolo, pero sin consultar antes el Código Penal.

Así, sigan legislando y ganándose un hueco en su divino paraíso mientras que nosotros hacemos felices nuestros cada vez más ácratas corazones... hasta que nos coman los gusanos. 

2 comentarios: