Cartilla de racionamiento sanitaria


Hace un par de meses un maldito virus de esos que te atacan al estómago me llevó a las urgencias de mi centro de salud. Mientras esperaba que me atendieran llegaron dos personas. Uno era un inmigrante. La otra, una joven que lo acompañaba. Se dirigieron al mostrador y la joven explicó a la amable funcionaria (sin que tenga que servir de precedente lo de amable) lo que le pasaba. Al parecer él no hablaba bien español. La funcionaria comprobó que no tenía regularizada su cobertura sanitaria y se lo hizo saber a la joven, dándole instrucciones de qué es lo que tenía que hacer. Tras las explicaciones, la acompañante del enfermo preguntó: “¿Quiere decir eso que no lo puede ver un médico ahora?” “Claro que lo va a ver el médico de guardia -dijo la funcionaria- sólo que tiene que regularizar su cobertura sanitaria en cuanto pueda”.

Cartilla de racionamiento española.
A mí aquello me pareció estupendo. Me dije a mí mismo: joder, tenemos un sistema sanitario cojonudo, que ya quisieran en otros países. Y me gustaría mantenerlo así. Nunca he sido muy bueno con las cuentas, aunque soy consciente del gasto que supone la Sanidad Pública de la que ahora disfrutamos, pero a mí me gustaría mantenerla. Me siento orgullosa de ella. El problema es que ahora tengo una duda. Cuando el señor De Guindos, de forma demagoga preguntó a los ciudadanos si no estábamos de acuerdo con que un contribuyente que cobrara 100.000 euros al año pagara parte de su gasto sanitario, recordé que ese día no vi por allí a ningún señor que cobrase 100.000 euros al año. Y eso se nota. En principio, porque nadie que cobre esa cantidad, que es lo que ganan la mayoría de los españoles en ocho años, va al médico por la seguridad social, ni si quiera para operarse. Lo hace por su seguro privado. Por lo tanto, cobrar en función de la renta de los usuarios de la sanidad pública y que paguen más lo que más tienen no es más que un brindis al sol, porque todos deberíamos saber que finalmente serán las clases medias y bajas las que aporten su céntimos para sufragar el gasto sanitario. Hombre, y para hacer demagogia ya estoy yo y este blog, que no le cuesta nada a nadie.

El caso es que esto de la crisis, que ya nos ha tocado el bolsillo hace algunos años, ahora parece que empieza a arrimarse también a nuestra salud y nuestra educación y en eso sí que deberíamos andar muy atentos. Soy partidario de racionalizar el gasto, que en este país hemos estado viviendo por encima de nuestras posibilidades y despreciando el valor de cada euro que gastábamos y de cada euro que invertíamos sin mirar su rentabilidad futura.Pero desde hace unos días me viene a la cabeza la figura de la cartilla de racionamiento.  El racionamiento es una asignación gubernamental de recursos limitados y bienes de consumo, una figura económica generalmente aplicada durante las guerras, las hambrunas o cualquier otra emergencia nacional. Y a mí cada vez me da más la sensación de que estamos en una emergencia nacional y que el acceso a determinados servicios podría acabar restringido como si de una cartilla de racionamiento se tratase. Andemos vigilantes.

2 comentarios:

  1. "Racionalizar el gasto", Gran Frase. Dejo aquí las definiciones de la RAE del verbo, porque es un blog de opinión:
    1.Reducir a normas o conceptos racionales, (mis mayores esperanzas en los que han de aplicar lo racional).
    2.Organizar la producción o el trabajo de manera que aumente los rendimientos (Salud x 17= a me voy a Madrid para una 2ª opinión médica o para que no me hagan sufrir más de lo necesario en no se que prueba) o reduzca los costos con el mínimo esfuerzo (Ojala no hayamos llegado ya a los mínimos).

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  2. Totalmente de acuerdo con tú.comentario, esta costero que una perdida que se levante 100.000 eurapios/año ni acude a la sabías publica, el anuncio de Guindos no es más que demagogia batata y populista

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