Hoy puede ser un gran día

Hoy puede ser un gran día. Cuando te levantes, a pesar de los datos del paro con los que te bombardeará la radio, plántate delante del espejo, sonríe, comprueba lo bien que te sienta la feliz mueca y repíte: “Va a ser un gran día”, que como el gran Serrat dijo, depende tan sólo de ti. Ponte esa ropa con la que más agusto te sientes, deja a un lado la infusión y la sacarina y con un gran tazón de café con leche llena la tostada de proteínas felices y báñala con aceite de oliva virgen extra. Y cuando abras el periódico y leas el último del culebrón socialista en la capital y te frotes los ojos con la nueva visita guiada del alcalde, prueba a decir: “Extraordinario”. Corre entonces a darle un abrazo a tu pareja, a tu madre, a tu padre, a tu hijo, a tu perro.
Después, sube al coche, pon tu música preferida, toca el claxon y saluda al resto de conductores, circula despacio, por el carril del centro, que para eso estás en Jaén, y si algún infeliz te hace aspavientos por la ventanilla, plántale una bonita sonrisa. Cede el paso a los amables taxistas y peatones y piropea a la chica o chico que cruza delante de tí, porque, no lo olvides, hoy ya es un gran día. Y cuando llegues al trabajo dile a tu compañera que esa mañana está muy guapa y hazle la pelota a tus jefes, que no te cuesta trabajo y te lo agradecerán. Y lo más importante, cuando acabes tu jornada, queda con los amigos y sal a tomar algo. A las terrazas de tu empinado Jaén con el frío otoñal mitigado por las estufas; pídete una especial Navidad y aunque sepas que el mes que viene puede que tu empresa cierre o no tenga dinero para pagarte, aunque este año no tengas cesta y la comida con los compañeros te cueste cincuenta euros, aunque te entristezca ver el tranvía parado, las calles sucias, el casco antiguo lleno de solares con basura, los monumentos cerrados, las calles comerciales sin luces navideñas, la estación del tren vacía de vagones, las obras paradas, las promesas pisoteadas y sólo encuentres bronca y malas caras por donde pases, sonríe, sube al Castillo, plántete en la cruz llena de pintadas y mira Jaén, su subida a Sierra Mágina, la campiña manchada de olivos, la niebla a los pies de Cazorla, el olor de tus recuerdos y piensa que aquí, en Jaén, en tu tierra, con tu gente, hoy tiene que ser un gran día, hoy va a ser otro gran día.

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