Si el año es como las campanadas...


Si 2011 es (o simplemente se acerca) a la retrasmisión de las campanadas de Canal Sur desde Jaén, cerremos el chiringito y dediquémosnos al alambre. Mi firme propósito a primeros de año, nada más terminar las campanadas era dejar de fumar. Pero tuve que quebrantar mi promesa. Desde entonces no he vuelto a fumar (a pesar de sufrir una de las peores películas que he visto en los últimos años, ‘Balada triste de trompeta’) y sigo con firmeza mi compromiso personal de abandonar los veinte cigarrillos que ahogaban hasta ahora mi voluntad y mi bolsillo pequeño, el de la calderilla (el de los billetes hace tiempo que duerme con los peces). El caso es que la retransmisión de las uvas de Canal Sur Televisión y Radio desde la Plaza de Santa María, a la que llamaron plaza del Carmen, me avergonzó hasta tal punto y disparó mis niveles de ‘malaleche’ tanto que no tuve más remedio que encenderme un cigarro tras las apresuradas campanadas de mi Catedral y la actitud inconcebible de una cadena pública a la que le faltó poner publicidad en las manecillas del reloj, por no hablar de los comentarios de los presentadores... Con el acierto tan grande que ha sido remodelar la plaza, ¿era necesario que estos señores nos trataran con tanto desdén, con tan poca profesionalidad?, ¿de veras era necesario correr tanto para que Canal Sur hiciera de la retransmisión de las campanadas de fin de año un espectáculo tan humillante para todos los andaluces? Tal vez los compañeros de la profesión que se perdieron estar esa noche tan señalada con su familia no tengan toda la culpa del lamentable espectáculo que se dio, pero ¡qué lejos estuvo de aquellas uvas de 2008! La retransmisión de las campanadas de aquel año y las de éste refleja claramente lo que ha pasado en estos años. Aquellas eran las campanadas del ‘Cambiando Jaén’, cuando a la ciudad no le faltaba ni gloria bendita; y estas son las campanadas de la desidia, del hartazgo, del mal gusto y del cutrerío reinante. Una pena porque el cambio en el que está inmersa la ciudad se merecía un espectáculo como el de 2008 y no lo que vimos.

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