Listos, buenos y tristes


Estos días me toca creer de nuevo en dios. Bueno, en los dioses, vaya a errar tras el ejercicio de fe. En esta situación podemos sentirnos tristes, enojarnos, llorar incluso. No se engañen, hay motivos más que de sobra para hacerlo. Está muriendo gente, otra mucha cae enferma, unas con más gravedad, otras con menos, muchos profesionales están al límite expuestos a un virus letal en algunos casos y dando el doscientos por ciento; otros están en sus casas sin poder trabajar, sin saber cuándo podrán hacerlo, sin conocer qué cobrarán o si lo harán; qué gastos deben afrontar finalmente; muchos empresarios ni siquiera saben si sus negocios aguantarán el embate. Que no les cuenten milongas, que hay tiempo para todo, para aplaudir, para cantar, para hacer videollamadas con la familia, para abrazar a quienes tienen a su lado, pero también para echar de menos a quienes no y para estar tristes y llorar. Cuando pasan cosas graves es un tanto infantil y frívolo reaccionar todo el tiempo con euforia impostada.


Eso no quiere decir que sea necesario que vayan afilando sus cuchillos ‘cortavenas’ o aprendiendo a hacer correctamente el nudo de la soga. Es simplemente, cuestión de sentido común. Yo creo más en dios cuando el peligro acecha a los míos. Es tan irracional como la fe absoluta y ciega, así que estoy en mi derecho. Como todos estamos en el de gestionar esta situación como podamos, sepamos o queramos.

A mí me molestan estos días los listos y los buenos. Los listos, porque desde mi absoluta certeza (esto no es cuestión de fe) de pertenecer a un nutrido y selecto grupo de tontos a las tres, que además ejercemos a tiempo completo y dedicación exclusiva, frivolizan con absoluta impunidad con situaciones como sacar pecho de si llevamos más o menos positivos (incluso muertes) que otras provincias o territorios. Tampoco alcanzo a entender las exhibiciones de solidaridad pública. Comprendo su necesidad, pero no la de ostentarla. Esos son los buenos. Pero insisto, si tu acción no es suficiente para sentirte bien y precisas que la conciencia colectiva aplauda tu gesto, bien. Repito, que cada uno lo gestione como quiera. A mí me molesta.

A nivel general creo que el Gobierno ha estado a la altura ante una situación inédita y apocalíptica, salvo en la falta de material de protección al sector sanitario y otros colectivos expuestos y más ayudas a los autónomos. En cualquier caso, ningún Ejecutivo va a superar este examen. Solo cada uno de nosotros hubiéramos sido capaces de hacer las cosas mejor. 

Ahora hay que dar un paso más y comenzar ya a pensar a varios meses vista, sobre todo en lo económico, porque si no nos mata el coronavirus, ningún dios será suficiente para parar la oleada social que vendrá como un tsunami a cambiar todo a lo que hoy nos aferramos. Ahora el futuro es el presente en cada una de nuestras cabezas. Vivimos ya en él de forma virtual. Todo el mundo dice que va a cambiar. Pues será así. Yo no lo sé. Pero sí sé que aquí, donde nosotros vivimos, será mejor que donde olvidan a sus mayores y ponen por encima de ellos la economía. Cuídense los unos a los otros, tengan la edad que tengan y estén tristes de vez en cuando. No pasa nada. Y aplaudan.

No hay comentarios:

Publicar un comentario