Pepe Pecas pica papas...

Ando preocupado últimamente por los altos niveles de estupidez e ingenuidad en mi sangre y ni siquiera en Google encuentro como tratarlos adecuadamente. El médico sigue empeñado en acabar con la rebelión dulce y grasa en mis venas y a mí, que no es que no me preocupe el boicot edulcorante al que me someten mis cada vez más insubordinados órganos, me inquieta mucho más la idiotez y este alelamiento que progresa adecuadamente. El paso de los años me lleva al redil que circundo desde hace media vida y ahora pienso si no será el mío otro chiquero más extenso del que no alcanzo a ver el vallado. Me da que sí.



También tengo alta la ira, pero la controlo con unos ejercicios vocales tres veces al día: Pepe Pecas pica papas con un pico, con un pico pica papas Pepe Pecas. Si Pepe Pecas pica papas con un pico, ¿dónde está el pico con que Pepe Pecas pica papas? A veces en un alarde de ingenio y arrogancia me atrevo con: Si Sansón no sazona su salsa con sal, le sale sosa; le sale sosa su salsa a Sansón si la sazona sin sal. Pero las menos, la verdad.
 El caso es que vivo en una ciudad que tiene cinco tranvías guardados en una cochera y un trazado de 4'7 kilómetros que atraviesa buena parte de la ciudad y que va camino de la década sin funcionar. Mi ciudad se llama Jaén y tiene cada vez menos vecinos, pero a los que viven aquí les gusta mucho ir a misa los domingos, a los bares y de compras fuera de Jaén. Ah, y a La Económica. Bueno, algunos también hacen deporte y corren por la calle, y por las vías del tranvía, que llega hasta un polígono industrial, perdón, hasta un polígono de mayoristas. No se lo van a creer, se llama Los Olivares. Pues en esta ciudad donde los conductores de autobuses racanean sacar una rampa para favorecer el acceso de personas con problemas de movilidad y encima hacen huelgas, nadie mueve un dedo para que el tranvía, que costó 120 millones de euros, ponga fin al medievo sobre ruedas. En esta ciudad somos más de hacer exposiciones y reivindicar señas de identidad tan insondables como una cerveza, El Alcázar. Creo, en definitiva, que esta bella villa está tan acostumbrada a tener cuatro kilómetros de aparcamiento en línea para coger a los niños del colegio, comprar pan, tabaco y tomarse una caña, que le molesta que se airee el despropósito de un tranvía en dique seco. Y es contagioso y me preocupa y no encuentro nada en internet que me aporte remedio. Tal vez, ahora que hay un proyecto para localizar los refugios antiaéreos de la ciudad podrían volver a instalar las sirenas de la guerra que anunciaban bombardeos y avisarnos cada vez que nos vayan a joder, para agacharnos. Ven, ya estamos: Pepe Pecas pica papas con un pico, con un pico pica papas Pepe Pecas. Si Pepe Pecas pica papas con un pico, ¿dónde está el pico con que Pepe Pecas pica papas?

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