A gusto de todos


Nunca llueve a gusto de todos. A quienes quieren que les llueva PSOE les llueve PP y a quienes quieren que les llueva PP le cae una manta de socialistas que le cala hasta los huesos. Es caprichosa la lluvia y por eso nunca llueve a gusto de todos. Ahora toca que llueva crisis, como durante largos años cayeron aguaceros de bonanza, que a pesar de contentar a la gran mayoría, que pudieron cambiar de chabolas y comprarse los mejores paraguas y chubasqueros, dejó a la intemperie a algunos nobles amigos del sobrevivir. 

A Jaén le llovieron varias ciudades, la de la Justicia, la Sanitaria, la de los Niños; las dos primeras se filtraron por lejanas tierras ingratas y de la tercera aún queda un laguito con un barco. Tanto llovió que Las Canteras se convirtió en un bonito parque, eso sí, cerrado para que nadie se llene de barro los zapatos. A la Catedral de Jaén le cayó una tromba de patrimonio mundial que cada año se sacuden en alguna bonita ciudad del planeta Tierra y una amplia plaza donde ahora aparcan los autobuses de Castillo. Pero aquella lluvia, que llenó tantos bolsillos como agua falta ahora en nuestros pantanos, tampoco cayó a gusto de todos. Llovieron también miles de casitas en la orilla de los ríos, que ahora que el barro se ha secado, blanquean las antiguas huertas de las vegas de Jaén.

Por llover nos llovió hasta un tranvía, con sus vagoncitos, sus raíles, sus adoquines, sus catenarias y su césped artificial. No le faltaba de nada, oye. Pero no anda. Aquello fue una tormenta en toda regla que duró apenas dos años y que por traer nos trajo hasta a unos señores con monos y cara de saber lo que es la pela, para decirnos que tanta agua había dejado serios desperfectos y grandes zonas inundadas.

Llovían también grandes cosechas de aceite que se vendían más baratas que la gasolina, pero no eran del agrado de todos. Esta campaña apenas chispeará oro verde, pero lloverán con toda seguridad miles de temporeros como si del diluvio universal se tratara. Porque los anuncios que hacen quienes no tienen hambre y se han procurado un buen paraguas para la lluvia de crisis, no llegan a quienes tienen cerrados sus oídos por la miseria. También han llovido políticos de medio pelo y eufemismos (aunque ellos no sabrán qué significa eso; por cierto, que levanten la mano los concejales que después de un año y medio aún no han dado una rueda de prensa). Y lo único que hace falta que lluevan ya son hostias, que tampoco vendrán a gusto de todos.

2 comentarios:

  1. Pese la forma tan extraña en la que nos vimos por primera vez, has ganado una seguidora...
    Un beso..

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