La mezquindad del anónimo cobarde

Curiosamente suelen ser los más intolerantes quienes se ufanan de ser más democráticos, capaces incluso de mirar por encima del hombro a Platón y Aristóteles, mientras diseñan su particular guerra del Peloponeso. Y son estos demócratas de boquilla y de tecla fácil quienes han encontrado en las redes sociales, sobre todo en los comentarios que ofrecen los medios de comunicación escritos (como VIVA JAÉN) el anonimato que su cobardía y mezquindad necesitaba para sacar fuera todas sus culebras, todas sus frustraciones y toda su democrática visión de la cosa pública y de quienes la representan, para insultar, injuriar y calumniar a sus enemigos.No habría ningún problema en usar el anonimato para argumentar, discrepar, opinar u objetar desde la razón que da el respeto. Tantas cosas se pueden decir que dejen sin aliento al contrincante desde el análisis y la crítica... Pero eso lleva su tiempo, para eso es necesario contar con algo que se llama criterio y algunos deberían hacer un sobreesfuerzo para encontrarlo en algún profundo lugar de su masa gris.Es más sencillo llamar borracho al que toma una copa de vino en cada comida o ladrón al que gana cada mes lo que tú, anónimo cobarde, quisieras ganar de cualquier modo. Eso sí, desde el anonimato que te ofrecen las nuevas tecnologías sentado delante del ordenador de tu casa o del trabajo en los ratos libres que te deja el jefe. A la cara sería un tanto comprometedor y maleducado, que no hay que perder las formas con el prójimo. Pero si el prójimo no sabe quién se lo dice, pues leña al mono, que para eso es un ladrón y un borracho. Luego, el mismo cobarde y mezquino que se esconde detrás del anonimato para insultar le dará palmaditas en la espalda y besos en la mejilla al blanco de sus iras, como lo que es, un cobarde. Y como estoy interesado en saber cuántos sois, espero vuestros comentarios anónimos y cobardes en cualquier foro que os permita hacerlo sin identificaros, sin dar la cara.

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