¿Todavía creen que participan?

¿De verás están convencidos aún de que participan del devenir de su ciudad, provincia, región o país? A saber: hace un par de años miles de andaluces acudieron a las urnas tras elegir, todo lo libremente que permite el actual neoliberalismo y la maquinaria bien engrasada de la sociedad de consumo (ojo, que me parece buena, siempre y cuando se participe de ella con aspecto crítico y se ofrezcan las herramientas necesarias para formarlo) la papeleta con la que participarían en la construcción de su futuro. Dos años después da la sensación de que esas papeletas han servido para abastacer los retretes de la administración regional (que todo ahorro es útil en época de crisis) y de un plumazo nos cambian el presidente, el vicepresidente y la mayoría del equipo de consejeros. Ya está. La maquinaria interna de un partido, que no para de girar y de adaptarse a los nuevos tiempos, a las nuevas caras, a los nuevos intereses, deja a la indefensa voluntad popular al pie de los caballos. Y como siempre todo se disfraza de “bien común”. Una vez más la patada hacia arriba de políticos a los que se les pega el sillón a las posaderas y que se convierten en granos del maratón de la política se ríe de los ciudadanos, que, en la mayoría de los casos, en un alarde de análisis aciertan a decir: ¡Madre mía que follón! Ahora, las nuevas caras (mejores o peores, eso está por ver) se ponen a trabajar para darle a todo este pucherazo (que permite nuestra actual Ley electoral) una apariencia de normalidad. Nada habrá pasado dentro de unos meses. Y por supuesto nadie sale herido más que en el orgullo, que sabiamente tapan con nuevos puestos y suculentas nóminas. El que no está al frente del invento de las políticas territoriales está camino de Europa, preparando las alforjas para llenarlas de dietas y fotografías exóticas para enseñar dentro de unos años a los nietos.Y dentro de no mucho nos mirarán a la cara y nos volverán a repetir que el futuro es nuestro, que no nos quedemos sentados en el sillón, que participemos de la fiesta de la democracia. Eso es, una fiesta, una gran bacanal, pero democrática.

1 comentario:

  1. En puridad en unas elecciones autonómicas se vota a una lista de un partido. El cargo de presidente, vicepresidente... se elige luego entre los elegidos en el parlamento. Es más, cuanto menos personalista sea la política más democrática será. Tampoco es muy correcto minusvalorar el trabajo de políticos en Europa o en otras administraciones, pues no todos son iguales. En fin, es curioso observar como la ida/huida de Chaves ha provocado en sus amigos el desamaparo de un huérfano y en sus enemigos el desasosiego de una esposa abandonada por un marido al que, de todas maneras, no quería. Algo bien estaría haciendo. Con ello no quiero decir que desde la perspectiva del que se compromete a algo sea moral un año después irse casi a hurtadillas. Pero eso es harina de otro costal.

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