Predicadores obsolescentes

Retorna cada cierto tiempo la figura de la obsolescencia programada de la tecnología y genera un debate repetitivo que no lleva a ninguna parte más que a alimentar las tertulias radiofónicas y televisivas y crispar, más si cabe, a los francotiradores profesionales de la opinión. Pero hay otra obsolescencia, la del predicador metido a político a tiempo completo cuyo fin está programado social y genéticamente, lo primero por lo ridículo y primario de sus argumentos, y lo segundo porque el fabricante no quiso dotarlos con más luces que las cortas. Estos predicadores obsolescentes, que cambian de chaqueta con la naturalidad que requieren estos tiempos, están ahora de campaña (corta también como sus luces) y como buenos charlatanes, se prodigan en los mentideros de la política para regocijo de familiares, amigos y correligionarios. Aprovechen el momento.



Viene esto a cuento para recordar dos cuestiones importantes ahora que se acercan las Elecciones Generales de nuevo. La primera es advertir, por si quienes nos gobiernan no lo tienen claro, que el mero hecho de escuchar a los interlocutores sociales y económicos de la ciudad no es gestionar y mucho menos cumplir con los ciudadanos. Si el fin último de quienes nos gobiernan es escucharnos, déjenlo que para eso ya tenemos el Teléfono de la Esperanza y dentro de poco a los Reyes Magos ofreciéndonos sus acogedoras rodillas para sentarnos en ellas y hablar de todo aquello que ansiamos. Por cierto, que no estaría mal que todos los niños de esta ciudad pidieran este año a los Reyes que Ayuntamiento y Junta pongan en marcha el tranvía, para que así, cuando sean mayores, vivan en una ciudad moderna y no tengan que dejar a sus padres para  irse a otras capitales con transportes dignos, parques cuidados, centros peatonales, y pocos jiennenses muditos y felices. También hay que recordar que tampoco se gobierna para repetir una y otra vez que cortando el tráfico en las calles no se peatonaliza. Ya, ya. ¿Seguimos pues? Y por favor, que no sea abrir al tráfico calles que eran completamente peatonales. Tampoco estaría de más que quienes pasaron años pidiendo programas y dinero a la administración local para fomentar el comercio tradicional ahora que viene la Navidad y que abre un nuevo centro comercial prediquen con el ejemplo. Seguro que ya están preparando una gran campaña que beneficiará a los comerciantes de la capital, no me cabe la menor duda, para eso cobran. 

La segunda cuestión importante de cara a las Elecciones Generales es pensar en la abstención de forma más sociológica que dogmática. Los mensajes voluntariosos están bien, pero hay que profundizar en lo que está sucediendo. En España votan, aproximadamente, dos de cada tres personas, y hasta siete de cada diez si excluimos el voto desde el extranjero. En general la participación en nuestro país está en la media europea. Pero existen agujeros negros, barrios olvidados donde los vecinos se sienten lejanos al sistema electoral. En la Cañada Real de Madrid vota un 11 por ciento de los censados y en las 3.000 viviendas de Sevilla un 14 por ciento. En la capital, mientras que en el centro vota el 84% (Sección 4-1), en la zona sur es del 44% (Sección 6-4). ¿Algo estará pasando no? O más bien, no estará pasando. En cualquier caso, #YoSiempreVoto.

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