Si dejamos que nos chuleen...

Hace años que no me monto en el autobús. Prefiero andar. Me traslado desde las afueras de la ciudad al centro, dejo el coche y voy andando. Tampoco seré un usuario habitual del tranvía (si llega a funcionar algún día) porque su recorrido no me permite llegar a mi casa y dentro de la ciudad prefiero seguir andando. Ahora, eso no quita que desde hace unas semanas me estén llevando los demonios. Resulta que el señor Castillo, adjudicatario del servicio de autobuses urbanos del Ayuntamiento de Jaén, demanda al Consistorio (que le otorgó una concesión por cincuenta interminables años) por competencia desleal durante el periodo de pruebas del tranvía con personas, obligatorio para que comience a funcionar el servicio y gratuito necesariamente, porque como está en pruebas no se puede garantizar un horario al usuario ni asegurar que no tendrá algún tipo de avería.
En lo de que no puede garantizar un horario está a la par con la empresa Castillo: los autobuses urbanos llevan décadas sin hacerlo y nadie le ha obligado. Además, ¡qué horario van a garantizar! ¿Dónde están los mapas, la información en las paradas? Por no redundar mucho. El servicio de autobuses en Jaén es vergonzoso y lo es desde hace muchos años. Y se lo han permitido PP y PSOE, poniéndose al lado de un señor que busca la máxima rentabilidad de su empresa (algo incuestionable), pero a costa de los usuarios y de un servicio históricamente deficiente. Y este señor, con la siempre independiente sentencia de la Justicia, para un tranvía después de más de dos años de obras. Y punto. Y todos callados como meretrices. Sí, porque si dejamos que nos chuleen, no somos más que meretrices. Y yo me pregunto, ¿dónde están los ecologistas, los verdes estos sostenibles? Yo quiero un transporte digno para mi ciudad; quiero un tranvía, autobuses, estaciones intermodales, porque son un servicio público, como las teles. Que alguien me diga cuántos tranvías se podrían explotar con el gasto de todas las teles públicas de Andalucía.

La certeza de otro Jaén posible


Con una pregunta, “¿Cómo describir la materia de lo que uno mismo está hecho?, comenzó José Olivares (hijo) a devolver la ridícula, por pequeña, parte que la Cultura de Jaén debe a Josiane Phelix. Un puñado de históricos acreedores de las Artes en esta ciudad y parte de su familia rindieron un homenaje a la galerista y directora durante muchos años de la “Sala de Arte Jabalcuz” Josiane Phelix. Gracias al impulsor, Juan del Arco, de este ajuste de cuentas que tantos no tuvieron, aquella parisina, que cambiara el regazo gutural de Edif Piaf por la rota voz de la Paquera, de la mano del siempre roto corazón de su pintor, José Olivares (nunca tanta luz, tanto ocre, fue tan profundamente doloroso), Jaén pudo reconocer la lucha susurrada de una mujer que es ya certeza de que otro Jaén es posible. Con el retrato de la homenajeada, obra de Inca Quesada Bayona, presidiendo el acto que la Universidad Popular Municipal rindió ayer a la galarista afincada en Jaén, el poeta Juan Manuel Molina Damiani recordó el nacimiento de la Sala de Arte Jabalcuz. En 1980, Miguel Ayala, José Olivares, el arquitecto Paco Moral y Antonio Cañada ponen en marcha la sala de arte, donde Josiane participa desde el principio en el proyecto y se convierte en la verdadera Relaciones Públicas de la sala. Más tarde asume su dirección hasta su cierre, a principios del nuevo siglo, no sin que antes, otro de sus hijos, Fabián Olivares, intente mantener en pie la única sala de arte de la ciudad. Porque Jabalcuz, como apuntó ayer José Olivares, siempre quiso ser eso, una sala de arte, un lugar de encuentro de las gentes de la cultura de la ciudad (bastaron tan pocos metros cuadrados para juntarlos) donde, desgraciadamente a la postre, de vez en cuando se ponía un punto rojo en el marco de un cuadro. Josiane Phélix agradeció emocionada las palabras recibidas antes de que Juan del Arco, en representación de la Universidad Popular Municipal, le regalara un canción, en francés, interpretada por Vicky Romero y Ángel Pereira. Y de nuevo la emoción ahogó gargantas y encogió la tripas. Dijo ayer Molina Damiani que no hay nada más bello como que a uno le asalten los recuerdos olvidados. Y fueron muchos los recuerdos que afloraron ayer en el homenaje a Josiane Phélix, que es ahora presente, en sus dos acepciones, la del tiempo que abraza en estos momentos y la del regalo que es para un Jaén que dormita soñando con un futuro que ya tuvo en sus manos y que ignoró durante décadas .