Me gusta el plan B para el Real Jaén

Cuentan quienes han perdido un familiar o amigo por una grave enfermedad que cuando se encuentran terminales, antes de morir, protagonizan una leve mejoría, que en la mayoría de los casos es el presagio de su muerte. Y esto es lo que le ha pasado al Rael Jaén, enfermo crítico más en lo económico que en lo deportivo, que ha experimentado una leve recuperación antes de morir.Y qué quieren que les diga, casi que me alegro, porque sinceramente no sé si el ascenso hubiera sido una buena solución para el enfermo blanco. Jaén hubiera tenido un equipo en Segunda División A y cada dos domingos hubieran venido equipos históricos de la liga española a jugar en La Victoria, que lo más probable es que hubieran ganado, provocando el cabreo de la afición, que se quejaría al final de la primera vuelta de que con este equipo no se va a ninguna parte, que las entradas son muy caras, que vaya frío que hace en el estadio y bla, bla, bla. Con la llegada de la primavera las gradas serían prácticamente un solar y el milagro financiero que se preveía con el ascenso a la categoría de plata del fútbol habría tornado en más número rojos para el club. Tampoco la ciudad se habría beneficiado tanto por tener un equipo ascendido, porque cuando las alforjas llevan tanto tiempo vacías los mendrugos de pan se caen por los agujeros que la miseria ha abierto en el fondo. Por eso me alegro.Me resulta más ilusionante y motivador el plan B de Carlos Sánchez, con una especie de residencia de futbolistas donde se les forme como jugadores a la vez que estudian. El fracaso de las divisiones inferiores es que copian el modelo de las grandes ligas. Quieren respirar como ellas con un solo pulmón enfermo y sin nadie que quiera financiarles una operación. Mientras el Real Jaén (y el resto de club pequeños) llegan a Primera División, no estaría mal que vertebraran el deporte de sus ciudades, que se convirtieran en escuelas de jóvenes, en residencias de futuros jugadores, en una institución en la que primara el capital humano como medio para alcanzar un reto: la élite deportiva. Por eso me gusta el plan B de Carlos Sánchez, porque mira el presente para alcanzar el futuro.

Con la sensibilidad que no tienen

Que no hombre, que no! Si de veras quisiérais mirar por nuestra salud, ya no digo que prohibiéseis el tabaco (que está la cosa como para mandar al paro a todos los trabajadores de Tabacalera y estanqueros del país), pero sí podíais invertir parte de los impuestos que recaudáis con la venta de tabaco en programas para dejar de fumar, que se impartieran en las propias empresas y administraciones (pagándolo a 45 días, que os conocemos, morosetes). O también se podría obligar a eliminar los productos que se utilizan en la elaboración del tabaco. Curiosamente el tabaco es el único producto que conozco al que Sanidad, cuyos costes por muertes de cáncer de pulmón son aún mucho menores que los ingresos que percibe el Estado por impuestos de venta, permite ocultar a sus clientes la materia prima con la que está utilizada. Venga a hablarnos de los ‘chinos’ y controlar los productos que vienen de las trabajadoras y aplicadas tierras amarillas y resulta que tenemos miles de oficinas que viven únicamente (ahora los están compensando con juegos de azar) de la venta de un producto que provoca cáncer.Y nosotros, pobres adictos, ahora tenemos que soportar que nos enseñen cómo queda un pulmón con cáncer, malditos hipócritas, después de habernos enseñado cómo queda una casa sin trabajo, sin dinero, sin dignidad. Como quiera que no será posible cambiar el rumbo de esta campaña indecente y carente de sensibilidad hacia las miles de personas que perdieron un familiar por culpa del cáncer de pulmón (después de haber intentado dejar de fumar en varias ocasiones sin éxito), les hago una sugerencia: cambien cada una de las fotografías de los efectos del cosumo de tabaco por la de los políticos de este país; cambien la del pulmón por la de José Luis Rodríguez Zapatero, o la del tumor de laringe por la de Mariano Rajoy y conseguierán mucho más asco y efectividad que con los órganos enfermos que pretenden meternos en nuestras pitilleras.
Publicado en VIVA JAÉN el 31 de mayo de 2010

Cojamos el toro por los cuernos

Nos hablan nuestros eruditos políticos últimamente mucho sobre la reforma laboral, sobre la necesidad de cambiar el actual sistema por uno más flexible, más productivo y más competitivo y que reduzca la vergonzosa tasa de paro. A mí me parece bien, pero no estoy muy seguro de que nuestro sistema sanitario fuese capaz de hacer frente al gasto (irremediablemente necesario si no queremos otra chapuza laboral) que supondría implantar algún ‘microchip’ que hiciera a nuestros empresarios realmente emprendedores y competitivos y a los trabajadores más productivos, que aquí todos llevamos un pequeño funcionario dentro que trata de escaquearse a las primeras de cambio. Claro, que también ayudarían mejores sueldos, pero, por ahora, todos sabemos que eso no es posible. Sin embargo, nadie nos habla de una reforma administrativa, constitucional incluso, que abra una senda a la madurez democrática. Queremos que nos quiten el collarín que nos impide girar el cuello hacia otro lugar que no sea el pasado o nuestro propio ombligo . Pero doy por hecho que quienes fabrican los collarines y quienes los colocan no van a ser los que den ese paso. Ningún político va a promover una reforma administrativa que acabe con las diputaciones provinciales, solapadas en competencias a las delegaciones provinciales de las autonomías. Se transfieren competencias pero se mantienen las instituciones primitivas que ostentaban esas competencias. Duplicamos administraciones y gastos como quien piratea un disco (con menor impunidad, eso sí). Y como quiera que son los políticos los que viven de tan honrosas y anacrónicas instituciones, no serán ellos quienes se manden a la lista del paro (INEM o SAE, que comparten dependencias sin que el ciudadano que se acerca a ellas sepa qué administración le está atendiendo). Por eso, si finalmente hay manifestaciones el 2 de junio de los funcionarios, yo voy a salir a la calle a protestar (ya que los sindicatos mayoritarios me han privado hasta ahora de hacerlo en compaña, que ya me quejo yo solo lo mío). Vamos a empezar por coger este toro por los cuernos, que el otro aún está en la dehesa.
Publicado en VIVA JAÉN el 17 de mayo de 2010